La semana anterior veníamos contando el “secreto” de nuestra guardería. Continuamos esta semana con la segunda parte de este post.
6. Los niños aprenden sin querer
El objetivo de los niños en la guardería no es aprender números ni letras, pero muchos las aprenden. También aprenden palabras diversas y desarrollan su lenguaje, pero todo este aprendizaje debe llegar en el contexto de sus experiencias del día a día.
Los niños tienen que jugar y pueden jugar a explorar, a conocer plantas, animales, trabajando en proyectos, etc. De este modo, de una manera divertida para ellos aprenderán letras, números, colores y palabras sin que las actividades estén centradas en conocer todo ello.
Digamos que estar sentado rellenando hojas o fichas no puede ser la manera de aprender las cosas, porque no es demasiado divertido… se aprende más y mejor cuando se disfruta que cuando se hace por obligación.
7. Los niños juegan al aire libre
Salir de casa (bajo techo) para entrar en la guardería y pasar el día allí encerrados (bajo techo) es un error. Los niños tienen que poder jugar al aire libre todos los días, disfrutando de la luz del día, del aire del exterior y del espacio para correr, saltar, etc. El juego les ayuda a desarrollar la imaginación. Uno de los valores que nosotros creemos que debemos inculcar a nuestros niños.
8. Se leen cuentos.
En Los Peques hay actividades como leer cuentos, que se suelen hacer de una manera grupal. los niños deben escuchar cuentos. Einstein decía que “si quiere que su hijo sea inteligente, cuéntele historias. Si quiere que sea más inteligente aún, cuéntele más historias”.
9. Se tiene en cuenta la diversidad en cuestión de edades y en cuestión de maduración
No todos los niños llevan el mismo ritmo. Unos van más adelantados en muchas cosas y otros van más atrasados. A la hora de preparar actividades y a la hora de llevarlas a cabo hay que tener en cuenta tanto a los niños más hábiles, proponiéndoles nuevos retos (para que no se aburran haciendo cosas que dominan a la perfección), como a los niños que van más despacio en su desarrollo, creando actividades adaptadas para que vaya evolucionando (si son muy difíciles se sentirán frustrados y perderán las ganas de intentarlo).
Del mismo modo, se deben tener en cuenta los procesos madurativos de los niños a la hora de pedirles según qué cosas. El control de esfínteres, por ejemplo, es un proceso madurativo para el que no debería haber prisa, debiendo esperar a que el niño dé señales claras de que ya es capaz de controlar.
10. Los niños disfrutan yendo a la guardería y los padres pueden participar
El mejor indicativo de que una guardería es buena es ver que los niños van contentos, que están felices. Es obvio que al principio la mayoría lo pasan mal porque ir a la escuela infantil supone separarse de los padres. Nosotros tratamos de que nuestro centro sea un “foco de felicidad” y que medida que el curso avanza los niños estén contentos.
Además trabajamos integrando a los padres en actividades de la guardería, queremos vivir junto a ellos y que sientan este entorno en cierto modo como propio. Estamos seguros de que nuestros padres se sienten integrados y felices en la vida de la escuela infantil