Una cocinera da esforzadamente vueltas al potaje con una espumadera. En cada marmita —hay cuatro— cuecen unas 1.000 raciones de garbanzos con arroz. Esta es la escena que se reproduce en cualquiera de las cocinas centrales de cualquier empresa en España dedicada al catering. Preparan al día 20.000 menús escolares que podrán pasar semanas refrigerados y recorrer cientos de kilómetros para llegar a colegios del “otro lado del país”.
La cocinera lleva guantes, gorrito y mascarilla, “más que cocinar parece que están tratando el ébola”. La mayor parte de las asociaciones de padres y madres de alumnos (AMPAS), se muestran recelosas del catering.
Y la pregunta que en nuestro centro nos hacemos es:
“¿Tú qué preferirías, comida recién hecha o recalentada, insípida y aburrida?”.
Aunque la respuesta es bastante obvia, cada vez más colegios sirven comida preparada fuera del centro. En comunidades como Andalucía la mayoría de centros nuevos se construyen ya sin cocina, con un office que alberga solo nevera y horno para conservar y “regenerar” (recalentar, en la jerga del sector).
Nosotros pensamos que esto es un terrible error, y por eso apostamos por una comida de calidad, preparada a diario. En Los Peques, dentro de nuestro concepto de educación también se encuentra la “cultura de la alimentación”, no vemos la alimentación de nuestros pequeños “como un negocio”. Nuestro modelo es un comedor sostenible.
A media mañana en nuestro centro “huele a puchero” y tenemos muy claro que dónde se come es una parte fundamental de cómo se come por lo que nuestros pequeños disfrutan de un espacio adaptado a ellos, cómodo para que de ese momento. Que los niños no asocien el momento de comer con un momento traumático es básico para su educación.
Nuestra cocina, es una cocina basada en productos locales y de temporada y abastecido por proveedores locales.Hacer un comedor sostenible, sano y viable económicamente no es fácil, pero en Los Peques nos tomamos muy en serio la comida de nuestros pequeños.
Hay que conseguir educar los paladares de cada uno de ellos, porque educarlos en los valores de la alimentación es también una pieza clave para su futuro crecimiento.